DEMENCIA Y FUERZA VITAL

Qué es la fuerza vital y qué le sucede durante la demencia?

La fuerza vital es la fuerza que anima a todos los seres vivos. Todos estamos compuestos de energía. Cada acción que hace el cuerpo debe tener una chispa de energía para desencadenar la respuesta. El cerebro es una tormenta literal de impulsos eléctricos, que encienden neuronas para recibir o enviar información. Nuestro sistema nervioso automático, como el latido del corazón, el inhalar / exhalar de los pulmones, tragar y reacciones musculares son todas reguladas por este energético sistema eléctrico. Las células son como baterías, generando, enviando y almacenando energía. Entonces, si miramos la totalidad de nuestro sistema energético, nos damos cuenta de que cada célula en nuestra estructura física está compuesta de energía y esta es nuestra fuerza vital.

Cuando nos sentimos cansados o agotados, a menudo decimos: “Tengo poca energía … no puedo encontrar la energía para hacer esto o aquello o no me queda energía “. Cuando nuestra la energía está funcionando de manera óptima, y nuestra vitalidad es fuerte, mantenemos la salud. Cuando la energía está alta, nos enfocamos, cumplimos tareas e interactuamos con las personas más fácilmente. Cuando es mínima, sucede lo contrario. Tenemos pensamiento brumoso, trastornos del sueño, dificultad con las tareas y conflicto con los demás, así también un sistema inmunológico debilitado.

El rol de cuidador puede agotar la fuerza vital de una persona, especialmente si es 24/7. Ya sea cuidando a alguien en el hogar o como profesional trabajando en una institución, el agotamiento es común, especialmente cuando se trabaja con con personas que sufren demencia. Como la fuerza vital de la persona con demencia disminuye, comúnmente aprovechan la energía de quienes cuidan de ellos, lo que a menudo lleva a que el cuidador se sienta agotado.

Como la demencia progresa, no pueden reponer su energía por sí mismos. Si el cuidador no proporciona la nutrición adecuada ni crea conductas entornos y actividades que permiten a la persona con demencia reponer su energía, deben obtenerla de otra fuente: la persona más cercana. Cuando el cuidador está estresado o enojado, esta energía desequilibrada se transmite a la persona con demencia y puede provocar una enfermedad en ambos.

La Comida se compone de energía, y una alimentación saludable nutre las células mientras el ejercicio mueve la energía mientras elimina toxinas y mantiene nuestra estructura física: aceita la máquina. La Acupuntura, el Tai Chi, el Reiki y la meditación curan el sistema energético y muchas hierbas tienen composiciones energéticas que pueden reajustar y equilibrar nuestra salud. La naturaleza es un poderoso recargador con su energía vibrante y viva. Caminar en la naturaleza, trabajar en el jardín o sentarse en un banco en un parque pueden recargar eficazmente sus menguantes reservas de energía.

El pensamiento positivo y el agradecimiento equilibran la frecuencia de la energía emocional. La emoción es E-moción o energía en movimiento. Cuando las emociones son equilibradas, tanto nuestro mundo interior como exterior se vuelve pacífico y más manejable.

Recuerda nuestra fuerza vital es la esencia de nuestra existencia y mantener su cantidad y calidad es fundamental sobre todo en el cuidador.

Share:

Share on facebook
Share on linkedin
Share on twitter

More Posts